María Candelaria

“Ustedes acusan esta criatura [María Candelaria] y quien los acusa ustedes?  Porque ustedes, todos ustedes, asesinaron a  la madre de María Candelaria acusándola de haber traído la vergüenza al pueblo con su mala conducta.”

El cura en María Candelaria

Esta cita viene de la película María Candelaria dirigida por Emilio Fernández.  La gente indígena del pueblo piensan que María Candelaria es una maldición al pueblo porque su madre fue prostituta.  Aunque ser prostituta es mala, la gente no ven la maldad que ellos mismos hacen y hicieron.  Mataron a una persona.  En los ojos de dios, no hay muchos cosas peores que pueden hacer una persona que matar e inmoralidad.  Los ojos de la gente están ciegos a lo que es realmente importante.  Debe estar preocupados por si mismos.

Me hace recordar de los judíos durante el tiempo de Cristo.  Es posible que Emilio Fernández quisiera esta conexión porque hay muchos símbolos cristianos en la película. Cristo enseñó a los judíos cosas que hirió el orgullo de los fariseos, saduceos y otros.  Muchos no querían aceptarle como el Cristo porque no querían ver sus pecados y equivocaciones, pero estaban dispuestos a ver equivocaciones de otros para engañar a Cristo.

Es muy parecido a la gente en María Candelaria.  El cura trata de enseñarles la maldad que hacen, pero no ven el error de sus pensamientos porque no cambian.  Sólo ven maldad en María Candelaria y no en sus propias acciones.  No ven que somos todos iguales en los ojos de Cristo.  En Mateo 7:3 Cristo explicaba, “¿por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?” En vez de juzgar otros, juzguemos nosotros mismos.   Todos necesitamos la expiación así cómo el más malvado de nosotros.

Al final de la película, apedrean María Candelaria por algo que no hizo.  El ejemplo de la gente nos ayuda a reconocer que debemos cuidarnos para no caer en los mismos pasos de ellos.  En vez de ser rápido para juzgar, podemos recordar nuestras debilidades.  Debemos pensar en nuestras pecados antes de arrojar la primera piedra.